Una, dos, tres…
despacio
cuento las horas
que caen como miel.
Todas sin ti.
Cuatro, cinco, seis…
inexorables
cubren las hojas
el suelo gris.
La floz azul
(dulce brillante)
entre todas,
la más bella.
Inalcanzable.
Desde el ciprés
la miro,
no la evito;
en medio del páramo,
tierna solitaria
[aterida}.
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