Sufrimiento turístico

Retratos de desaparecidos ante la Escuela de Mecánica de la Armada.

No quise entrar, me lo propusieron, iríamos en grupo, pero rechacé la idea. Ya había visitado Auschwitz y aún seguía impregnada del olor de sus barracones, de la tristeza del atroz pasado.

Me negué a sufrir una vez más, a que fantasmas desconocidos vagabundearan por mi cabeza, a que la congoja se instalara en mi garganta; me negué a sentir de nuevo la presión tras los ojos, a tratar de ser fuerte y contenerme.

Entrar en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) me parecía una idea nauseabunda. Entiendo que hay que mantener la memoria viva, pero también me parece vomitivo convertir el sufrimiento en parque turístico.

La ESMA se convirtió durante la última dictadura militar argentina en un centro clandestino de detención por el que pasaron alrededor de 5.000 personas, de las cuales más del 90% fueron asesinadas.

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