Voy a tejer una tupida telaraña con la que pintaré estas cuatro convexas paredes. Desde mi torre de aislamiento, escucharé los ultrasonidos de los murciélagos merodeando alrededor de mi cabeza, jugando con mi pelo ondulado, acechando con su sonrisa malévola. Lucharé contra las leyes de la física y demostraré que tu efecto Doppler ya no tiene influencia sobre mí.
Voy a dejarlo salir a modo de lágrima: una sola con sabor a mar; o millones que difuminen mi mirada.
Voy a dejar salir el dolor…
Oye la frecuencia decaer
cada vez que me dejas
te perseguiría hasta el sol
pero hoy es solo inercia
Y un milenio pasa...
Oye el arco
suena a lágrimas
cada vez que lo tensas
y oye las sirenas en el mar
si es que aún
no lo entiendes
Es el efecto Doppler
cuando te alejas de mí
Es el efecto Doppler
cuando te alejas de mí
vuelve... vuelve...
Sostenido por una ilusión
cae la frecuencia de tu amor
Ya lo decía la Storni.................
ResponderEliminarCon el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;
ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;
ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;
ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar...
Perder la mirada, distraídamente,
ResponderEliminarPerderla, y que nunca la vuelva a encontrar;
Y, figura erguida, entre cielo y playa,
Sentirme el olvido perenne del mar.
Siempre nos quedará Alfonsina y el mar...