Nunca le gustaron las certezas asentadas. La duda (razonable o no) siempre fue su preferida. Descubrió, con el paso de los años –y de las pérdidas- que es mejor moverse entre distintas posibilidades humanas, bucear entre universos de corales y chapotear los días de lluvia.
La “realidad real”, caprichosa niña de papá, juega a aparecer insistentemente, pero tú y yo sabemos que esa realidad nunca es real; más real será lo paralelo, la posibilidad que permita seguir cultivándonos para poder ampliar el horizonte del deseo. Mil posibilidades más.
La “realidad real”, caprichosa niña de papá, juega a aparecer insistentemente, pero tú y yo sabemos que esa realidad nunca es real; más real será lo paralelo, la posibilidad que permita seguir cultivándonos para poder ampliar el horizonte del deseo. Mil posibilidades más.
Y si aceptó la incertidumbre y se abrió a la posibilidad no fue por despreciar la ignorancia (con)sentida, si no porque se cansó de controlar (y controlarse). Finalmente, acabó rindiéndose. Se dejó engatusar por la realidad subjuntiva que poco a poco fue impregnando sus sentidos.
Actos de habla que permitirán el intercambio de posibilidades humanas y no de certidumbre establecidas:
Espero que te reúnas conmigo esta noche.
Ojalá que no valga la pena valer algo.
Que tengas éxitos.
Que te vaya bien bonito.
So I leave my possesions to the wind
And I'm done with ever wanting anything
Well I can die satisfied
No desires do I hide
Not today, not today
Nor for the next one thousand lives
I want to be a little seahorse
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