viernes, 28 de septiembre de 2012

Caballo ganador

Nos aleccionaron para ganar, ser los primeros de la clase, los más listos y ocurrentes; los que se llevaban a la chica guapa o/y al líder de la tribu. Nos metieron en cajas, cajas ubicadas en lo alto de la montaña, cajas parecidas, -se diría que iguales-. Cajas rodeadas de jardines bien cuidados, mascotas bien cuidadas; cajas de diferentes colores y tamaños, pero con vidas humanas semejantes en su interior.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Buscando el organillo

Mis hermosas posaderas ocupaban uno de los asientos traseros. Yo leía a Carver mientras esperaba a que las ansias consumistas de mis padres se dieran por satisfechas en aquel centro comercial. De repente, sin previo aviso, sigilosamente y por sorpresa, una mano peluda y huesuda –o huesuda y peluda (¿el orden altera el resultado?)- abrió la puerta del conductor para, acto seguido, ocupar el lugar –del conductor, se entiende-. Puso en marcha el coche, se encendió un cigarrillo y se volteó hacia mi lado para preguntarme con aire chulesco: “¿Adónde vamos, nena?”. Terminó su intervención soltando una nube de humo que dio contra mi cara perpleja.