jueves, 16 de junio de 2011

De chivitos, gabrieles y ritas (Colonia y Montevideo)

Un bucle de ceniza nos absorbe. Un barco zarpa y atraviesa el Río de La Plata. Un barco arriba a la ciudad de las lentas pulsaciones. Avenida 18 de julio, una tarjeta extraviada, viajeros y mezclas ¿culturales? Santa Rita rita rita, lo que nos das… déjanos para siempre esta sinuosa bajada al lugar donde los barcos duermen y el río acampa.

El atardecer se despliega tras San Gabriel, escondiendo la ciudad de la furia. Un silencio bien dispuesto nos hace enamorarnos. Sólo sensaciones ante el estallido del sol contra el agua; porque ya no es río, es agua que nos recorre los sentidos.

Carnaval, candombe, librerías, chivitos y más chivitos. Medio y medio de paseo por el mercado del puerto. Benedetti nos susurra, Sabalero nos conquista. Un bandoneón nos mece entre bohemia y vino. Candados de amor (y desamor), Plaza Independencia y una clave de sol. Una niña que grita y me devuelve la vida. Plaza de la Constitución y Lucas, el pibe que hablaba de euros. Facultad de Arquitectura y las ganas de coger un lápiz. Una, dos, Tres Cruces que señalan el regreso a la ciudad de las pulsaciones.




Nota: Queda, queda y queda; esta manada quedará!

lunes, 6 de junio de 2011

Instrucciones para convertir una palabra en neutra (o cómo el orden sí altera el resultado)

Una palabra no puede ser mala, ni tampoco buena; lo mismo que una bomba en el centro del corazón. Pero si se enciende la mecha o se acciona la palanca, ni el latir más inmortal lo resistiría. El mismo resultado obtenemos con las palabras: si gritamos AMOR, así, en mayúscula, sólo podremos esbozar una sonrisa; pero si unimos a este sustantivo el adjetivo “triste”, la cosa cambia, aunque no es lo mismo “un amor triste” que “un triste amor”. Vemos que el orden de las palabras sí altera el resultado.

Entonces tenemos un corazón, una bomba, un triste amor triste y palabras que quieren ser neutras, pero que no lo consiguen.