martes, 22 de agosto de 2017

Piélago inseguro

No respeto nada que sea indigno de respeto, pero la vida ¡ah, la vida! Esa nebulosa fantástica en la que nos sumergimos diariamente y en la que navegamos en nuestro barquito de cáscara de nuez, para luego sumergirnos en nuestro batiscafo amarillo donde imaginar peces de tres ojos. Y, en medio de corales, buceamos audaces y recitamos poesías: “Y a vosotros, ¡osados!,/que escudriñáis los fondos del piélago inseguro”.

Desmayarse, atreverse, estar furioso


Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.
                                   (Lope de Vega) 


martes, 30 de mayo de 2017

Pálpito

Sintió, de repente, un profundo y fuerte pálpito, y pensó que quizá estaría pensando en ella en ese momento. El suave mechón sobre la cara, la mano delicada sujetando la taza de té humeante, su mirada en recuerdos del futuro.

Había comenzado a disfrutar del olor matutino a café recién hecho, a abrir cada noche el tarro, aspirar el aroma y preparar la cafetera para la mañana siguiente. Pese a esta nueva actividad aromática, seguía sin apreciar su sabor en el paladar.

domingo, 28 de mayo de 2017

Por qué te vas

El día cansado trajo la metáfora de un cielo gris sostenido por el recuerdo de una canción que mi madre solía cantarme. Sentada a mi lado en mi cama, dibujando ternura en mi pelo: “…todas las promesas de mi amor se irán contigo…” . Yo me iba durmiendo, la escuchaba en una duermevela, mientras mis ojos caían al sonido de su voz y sus caricias. Un sonido tenue, casi una murmuración aterciopelada, que nada tenía que envidiar a la voz aniñada de Jeanette. El recuerdo duró solo unos instantes, pero más que un recuerdo, fue una sensación; cerré los ojos –fuertemente- intentado que el sentimiento no se escapara: empecé a sentir presión, humedad tras los párpados. Apreté los puños y me negué a dejarlo salir, a volver a ser débil. Pero también pensé que ser fuerte consistía en eso mismo: en relajarme, en fluir. Un hilo de sentimiento recorrió mi cara y me sentí feliz y triste. Triste y feliz.