domingo, 28 de julio de 2013

El puente de Brooklyn


Brooklyn puede ser tu sonrisa

iluminando la ciudad,

o simplemente un puente

[que une mi mundo al tuyo].


Un penique no puede comprar tu reino

ni cuatro maravedíes adivinar tu pensamiento

pero te puedo hacer cómplice del silencio

[sobrevolando el más bello paisaje].


Tu voz abre caminos a través del recuerdo:

bicicletas con patines, trenes europeos.

Y yo escucharé atenta

[reflejada en tu mirada].


Te voy a esperar en todas las zonas del No:

echar de menos, deseos y demás relamaciones;

y no podré evitar –ni evitaré- tu presencia en mí

[mientras juego con una caja de cartón].

2 comentarios:

  1. Tu caja de cartón es una maravillosa casa endeble que el lobo del cuento desmoronará de un solo soplido, y nos dejará a la intemperie. Pero a mí me la trae al pairo porque lo que de verdad me gusta es la arquitectura efímera: castillos de arena, torres de cartas de baraja, la maqueta del puente de Brooklyn hecha con fósforos. La fragilidad en equilibrio.

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  2. No parece mal lugar un castillo de arena con su torre de naipes y su puente de fósforos mal enclave para vivir, al menos una temporada, hasta que la ola del mar lo derribe y haya que iniciar la búsqueda de otra arquitectura efímera.

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