viernes, 5 de septiembre de 2014

Un mundo de gente incompleta

A algunos le faltaban piernas, a otros manos. Más allá, hacia la izquierda, un grupo no encontraba sus bocas; y al otro lado, cruzando el río congelado, unos pares gateaban y palpaban el suelo en busca de sus oídos en medio de vísceras y cerebros palpitantes. La camada de almas desangeladas combatía el gris inyectándose CPH4, porque sabían que había trozos de corazón que nunca se volverían a regenerar. Ya todo daba igual en este mundo de gente incompleta.

Y olvidamos la materia –y también los átomos. Olvidamos que ya estamos muertos, que ni siquiera esto es un sueño. Solo la vida paralela que cada uno creó. Y que al limpiar nuestra masa craneal con nuestro fémur izquierdo no sentiremos nada: ni plenitud ni vacío. Nada.

Y la gente incompleta va caminando, siguiendo el ritmo acompasado de una canción de zombies. Se van tropezando unos con otros, buscándose. Y ponme bien el ojo que se cae, no pisotees el intestino que va marcando mi rastro, recoge en una cubeta el líquido cefalorraquídeo. 

Y uno con carencia de pulmón busca a otro con excedente de oxígeno, y otro a falta de riñón come hígado. Los hay con un huevo más grande que el otro, y las hay con pechos en las espaldas. 

Buscando cumplir expectativas vamos, guiados por la inconsciencia de un mundo feliz y perfecto. Creyendo que completarnos depende del exterior. Huyendo del dolor y pensando, sin tener maldita idea de matemáticas, que dos incompletos hacen un completo, cuando de todos es sabido que dos incompletos hacen dos incompletos.


1 comentario:

Gracias por tu comentario ;-)