sábado, 31 de enero de 2015

Para huir de la tristeza…

…me enfadé con la constante lluvia, con la belleza de la nieve al rozar mi cara, con el sonido del río al navegar por las sigilosas calles de la ciudad. Me molestó un gesto, grité bajo la ducha e hice pucheros en la oscuridad.

Atravesé la ventisca en una guagua ocupada por sombras planas y ruidosas, paseé la cólera disfrazada de gentil dama. Maldije una y mil veces mil mi estampa y tiré a la basura todo contacto humano superficial.

Me acomodé en la recámara mientras esperaba el inicio de la guerra: solo llegaron paracaidistas aliados. Subí a la colina y amenacé a todos con el yugo de la verdad: prefirieron una mentira bien dicha.

Bebí cerveza canadiense, alemana, brasileña. Metí en mi cama algún que otro error y amanecí cubierta de sangre y vísceras; que no eran más que mi sangre coagulada mezclada con las vísceras de la idiotez pueril.

Y esta gota del techo que no deja de gimotear…

>>>De interés: 14 maneras bonitas de combatir la tristeza

(...) que la pena dura tanto 
 como quieras tú seguir llorando, 
 y aunque tú revises tu interior 
siempre queda algo que te dice 
que esto es para largo. 
Aunque no lo tengas claro 
y quieras escapar. 
Mi coco me dice que hoy 
 mi vida entera pasará ante mis ojos

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