domingo, 8 de mayo de 2011

En los sueños la vida fue tan real

Me alquilo para soñar o para “des soñar”, que es lo mismo, pero al revés. Te alquilo esta cabeza –a veces hueca- para que camines por ella, no es mucho lo que te ofrezco, sólo unas tontas ideas la pueblan: un mundo mejor y esas boberías de adolescentes. Alquilo un cuarto en un motel para soñar que soy la estrella de una road movie. Me despierto con un intenso dolor de cabeza (¿resaca? ¿guayaba? ¿cruda?), miro hacia la ventana por donde un rayo de luz se cuela; lo persigo y veo que se estrella contra el culo desnudo de una joven situada aquí, a mi derecha. Demasiada cachaça y líneas blancas en el espejo la noche anterior. Con sigilo me levanto de su lado, me visto y salgo por la puerta. “Shss, shss”. Alguien me llama. “Aquí las cuentas se pagan”, me espeta una voz tosca. “Sí, sí, perdone mi imprudencia. ¿Dólares?”. “No, preferimos reales”. ¡Ajá!, ato cabos: entonces estoy en Brasil y la chica del culo al aire era bailarina de samba. Pero, ¿aprendí yo a bailar samba?


Me subo al coche, un maravilloso descapotable rojo. Meto quinta, suena Hotel California, la carretera solitaria de doble sentido no tiene fin. Me siento con poder. Miro el sillón del copiloto y observo que tengo compañía. “Hola”, me dice, “cómo va”. Umm, me recuerda a alguien. Esta cara la he visto antes. ¡Ah, sí! “¿Te creía en el más allá, Bin Laden?”, “Por favor, hay confianza, llámame Osama”. “Qué contento has puesto a los americanos”, “Nada, que tenía el día tonto y me apetecía mejorar la economía capitalista”.

¡Zás! Ruido de cristales. Se acerca un policía a caballo, sonríe y su diente de oro me dispara una ráfaga de luz. Se quita las gafas de sol y no puedo no mirarlo fijamente. Clavo mi pupila en su pupila azul (o marrón) y observo la existencia de una mata de pelo entre ceja y ceja, no unos pelos cualesquiera, sino más largos y rebeldes que sus hermanos. Me miro en el retrovisor y ahora veo que uso sombrero de cowboy y revólver marca Acme. “Va a tener que pagar por romper la señal de tráfico”, me comenta el hombre unicejo. “Mic-mic”, pasa el Correcaminos a nuestro lado. “Ya, comprendo, ¿en reales o en pesos?”. “Aquí preferimos dólares”. ¡Ajá!, ato cabos: revólver, sombrero cowboy, el Coyote persiguiendo al Correcaminos…Estoy en Tejas, justo en la carretera que lleva al rancho de la familia Bush. Pero no me dejan pasar y mira que yo de terroristas sé un rato.

La resaca no me suelta, me seco el sudor con el puño de la camisa, cierro los ojos y al abrirlos estoy en un avión con traje y corbata. Miro por la ventanilla a ver si acierto con el lugar al que vamos, pero no hallo ninguna pista. Me da vergüenza preguntar. Tengo hambre. Me decido por una Cola-cola y un sándwich americano. “¿En dólares, pesos o reales?”, “Aquí preferimos euros”, me increpa la bella, aunque soberbia azafata. “Nos dirigimos a Ginebra”, me susurran al oído. Me doy la vuelta y detrás está Michelle, tan elegante, con su marido Obama. Michelle me comenta que la ONU ha aprobado atacar Mordor y que Estados Unidos ya dispone de recursos militares en la Tierra Media como para actuar de inmediato. “Pero, tranquilo”, me dice, “tenemos a un enano que insulta, no mata, pero desmoraliza”. ¡Ays, menos mal que les tenemos a ustedes para salvarnos del mal, líbranos Señor de todo mal!

Abro los ojos, reconozco las humedades del techo, me doy la vuelta y no hay ninguna bailarina de culo prieto, ni terrorista americano ni Al-Qaeda tejano. Ni si quiera un mono silbando “Americanos, vienen a España guapos y sanos, viva el tronío de ese gran pueblo con poderío”. Y es que en los sueños la vida fue tan real…

1 comentario:

  1. jajajajaajajajaj ya lo decía calderón.
    que explote tu imaginación

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