domingo, 4 de marzo de 2012

Mi profesora de pilates polaca

Anoche tuve un sueño, que diría nuestro (¿tuyo, mío, de nosotros?) Rey, o quizá él –no Martin Luther, sino el Rey nuestro- se refería a que hay algo, una inquietud que no le dejaba pegar ojo y de ahí, quizá, que tuviera sueño.

Anoche tuve un sueño en el que mi profesora de pilates era polaca y yo estaba en una clase polaca rodeada de mujeres mayores polacas cuya flexibilidad polaca superaba la mía con creces. Como no poseíamos un idioma común, yo me limitaba a imitar (ctrl-c+ctrl-v) y así nos fue yendo bien, a la profe, a mis compis y a mí. Pero la profe, pronto, comenzó a manifestar sentimientos contradictorios que oscilaban entre la angustia, la impotencia y la frustración: creía que mis movimientos erróneos se debían a su incapacidad de comunicarse conmigo. Yo trataba de hacerle entender “No sos vos, soy yo”, pero no había manera. Ella me corregía las posturas, ayudándose por gestos, hasta que un día me dijo “mal”. A mí se me pusieron ojos de besugo y casi se me salen de las órbitas no por el hecho de que dijera una palabra en español, sino porque en ese preciso momento del “mal” me hallaba manteniendo el equilibrio sobre una pelota gigante con tan solo una pierna sobre ella y un brazo en el suelo; ¿en serio “mal”? Al día siguiente la muchacha se atrevió con otra palabra: “No”. En esta ocasión mis piernas y mis brazos se encontraban apuntando al techo y mi cara de estreñimiento, que intentaba una sonrisa, esbozaba un “Te odio”. Con el paso de los días le siguieron “bien” y “sí”, acompañadas de levantamiento de pulgar. Me quedé más tranquila.

Esta anécdota me ha servido para reflexionar sobre muchas cosas, entre ellas, si no podría comunicarse la humanidad con estas cuatro palabras (No, sí, bien, mal). Pruébenlo, cualquier pregunta puede ser respondida por ellas, incluso se pueden mantener conversaciones animadas: "Bien, ¿no? No, mal, sí, sí".

Ahora mis compis, con las que ya consigo comunicarme, me han pedido que les enseñe a bailar flamenco; yo les he comentado que se me dan mejor las isas.

Con toda esta algarabía y ejercicio nocturno, de día voy arrastrándome, pero vale la pena mantener el tipito a la manera polaca.

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