lunes, 22 de junio de 2015

Lisboa la esquizofrénica

"Asentada sobre siete colinas, que son otros tantos puntos de observación desde donde se pueden disfrutar magníficos panoramas, se extiende el vasto e irregular conjunto de coloridas casas que constituyen Lisboa." 
("Lo que el turista debe ver en Lisboa", Fernando Pessoa) 


Lisboa es una larga lista de heterónimos: la menina que llora fados en alguna taberna, el traqueteo del tranvía a media mañana, el caminar sin mapa por sus calles adoquinadas o el Atlántico que baña sus costas.

A la ciudad lisboeta no le interesan fronteras, se echa a la mar y no hay tormenta que desanime a sus valerosos marineros, que esperan en Belém con una caneca en la mano a que Vasco de Gama les guíe en el San Gabriel. 

Y a veces le da el delirio paranoico y comienza a sentir temblores o incendios –porque ella no es de medias tintas-, pero pronto acude a sus aires de grandeza y se recompone ayudada por algún marqués en su papel de rey. 

Mezcla de tradición y modernidad, no sería difícil encontrarse en el café A Brazileira a Amália Rodrigues y António Variações tomando “uma bica, si faz favor”. Y entre la algarabía de Chiado, ver a Pessoa entrar en la librería Bertrand. 

La ciudad sin noche, la ciudad neurótica, la ciudad melancólica que se resiste al paso del tiempo y permanece en su elegante arruga eterna. El Barrio Alto más cerca del cielo, el Mirador de San Pedro que espía a San Jorge, Rossio y su camino al mundo espiritual

Lisboa huele a mar y a sardinas, a tarde de verano y nostalgia, a licor de ginjinha y a pastel de nata bajo la sombra de Luís de Camões. 

Y yo solo sé que trataré de dar un “salto alto” y amarrarme a una argolla, porque “no sé lo que traerá el mañana”, pero sí sé que la ciudad de las siete colinas me verá volver.

Información interesante: Itinerario breve por la Lisboade Pessoa


1 comentario:

  1. Tu mientras viajes y me traigas regalos, yo encantada....

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